Blessed to be devoted to Mary — Bendecida de ser devota de María

By Kande Batz

Because I am Catholic

Editor’s note: The Spanish translation of this column appears below the English.

Nota del editor: la traducción al español de esta columna aparece debajo de la inglesa.

When I think about living my faith as a Catholic, I cannot ignore the image of our good Mother, the Virgin Mary; our Mother, who in good and bad times has remained close to me throughout my life. Many times speaking to me through circumstances or people I meet on my journey, other times simply in the silence of a quiet afternoon accompanying me.

I remember very clearly when I was a child at home, the strong devotion to our Blessed Mother Mary, and still today she continues to have an extremely important part in our family. This devotion was strengthened during my school years when every day we had a special moment to honor her and ask her to protect and guide us.

My relationship with the Virgin Mary was deepened because I learned that as a woman, as the Mother of God, she would help me go to Jesus. When I was a child, my relationship with our mother was always a gentle, delicate relationship. When I recall a symbol, I think of a rose. Over the years, this gentle and delicate image has found many other nuances. In addition to this delicate and gentle relationship, I can see and admire in Mary the strong, intelligent, fighter, supportive, firm, confident, friendly woman; a woman who said, Yes, with complete confidence that God had a life plan for her, despite her doubts.

Through the announcement of the angel Gabriel, Mary lets Jesus enter the history of our salvation through an intelligent dialogue. Mary is a woman of profound faith, but she asks questions before making such an important decision: What is the meaning of this greeting? How can this happen if I do not know a man? Mary questions intelligently, but at the same time trusts and listens in silence to the answer of the almighty.

Mary, even though she is a very strong woman, the whole event of the passion of Jesus must have torn Mary’s heart. Nevertheless, she remained at the foot of the cross, her heart torn and devastated. She had total confidence in the will of the father. We must learn from her to do the same in stormy moments when everything seems to be lost. How difficult it is to remain at the foot of the cross, even knowing that God has a plan for our lives in the midst of darkness, of unanswered questions.

Mary the Woman of Solidarity, Mary the Refuge of the Poor, decides to leave her town because she was compassionate and rushes to visit her cousin Elizabeth. She responds quickly to the need of her elderly cousin, knowing that she could be in trouble because of her own pregnancy. Her trip must have been tiring and complicated with many dangers; but there she was the Cousin of Solidarity, Maria running to help. She challenges me to go out, to meet the needy in my own life, regardless of my own circumstances.

“The Magnificat” is, without a doubt, one of the most famous Biblical passages associated with Mary. The hymn begins with the Latin phrase, “Magnificat anima mea Dominum” ("My soul proclaims the greatness of the Lord."), from which her name comes. In the Liturgy of the Hours, “The Magnificat” is the song used in the prayer of Vespers, the evening prayer. “The Magnificat” is a profoundly Christian hymn, an invitation to love our fellow human beings and to draw close to them. It is also a song of justice, to respect others regardless of nationality, race, language or condition; a song that reflects the life of our blessed Mother. We, too, have many challenges in trying to live as true Catholic Christians, but we know that our loving Mother, the Virgin Mary, is there to help our poor humanity.

As Pope Francis said during his visit to Romania: “Mary walks, finds and rejoices because she brought something greater than herself: she was the bearer of a blessing. Like her, we too should not be afraid to be the bearers of the blessing that the world needs. Let us be the promoters of a culture of encounter that refutes indifference and division and allows this land to sing with strength the mercies of the Lord.”

May Mary, our blessed Mother, help us on our journey to reach her son.

Kande Batz serves as Parish Catechetical Leader and Hispanic Ministry Coordinator at Our Lady of Hope Parish in Washington, Indiana.

 

Bendecida de ser devota de María

By Kande Batz

Porque Soy Catolica

Cuando pienso en la profesión de mi Fe como católica no puedo pasar por alto la imagen de nuestra buena Madre, la Virgen “María”, la Madre, que en buenos y malos tiempos a lo largo de mi vida ha permanecido junto a mí, muchas veces hablándome por medio de las circunstancias o personas que encuentro en mi camino, otras simplemente en el silencio de una tarde tranquila escuchando el suave canto de los arboles al compás del viento.

Recuerdo con mucha claridad la devoción a la Virgen María en casa cuando era pequeña, ella siempre estaba y sigue ocupando una parte fundamental en nuestro seno familiar, esta devoción se fortaleció en el colegio de monjas cuando todos los días teníamos un momento especial para honrarla y pedirle que nos cuidara y guiara como una Madre.

Mi relación con la Virgen María se fue fortaleciendo porque aprendí que Ella me ayudaría a llegar a Jesús. Cuando era pequeña mi relación con nuestra Madre, siempre fue una relación muy tierna, delicada podría simbolizarlo con una rosa. Con el paso de los años esta imagen tierna y delicada ha encontrado muchos otros matices. Además de esa ternura y delicadeza puedo encontrar en María a la Mujer fuerte, inteligente luchadora, solidaria firme, confiada, amiga; una Mujer que dijo “Si”, con la completa confianza de que Dios tenía un plan de vida para Ella, a pesar de sus dudas.

Mediante el anuncio del ángel Gabriel María deja entrar a Jesús en la Historia de nuestra salvación por medio de un dialogo inteligente. María es una mujer de profunda Fe, pero hace preguntas antes de tomar una decisión tan importante: ¿Qué significado tiene este saludo? ¿Cómo si yo no conozco varón? María cuestiona inteligentemente, pero a la vez confía y escucha en silencio la respuesta del Todopoderoso.

María la Mujer fuerte, todo el acontecimiento de la pasión y muerte de Jesús debe de haber desgarrado el corazón de María, sin embargo, ella permaneció de pie incluso al pie en la Cruz, pero seguramente su corazón desgarrado devastado, debe haber tenido a su vez la total confianza en la voluntad del Padre. Cuánto debemos aprender de Ella en momentos tormentosos cuando todo parece estar perdido, que difícil permanecer al pie de la Cruz, aun sabiendo que Dios tiene un plan bueno en nuestras vidas en medio de las tinieblas, de las preguntas sin respuestas.

María la Mujer Solidaria, María el aliento de los Pobres. María decide solidariamente salir de su pueblo y corre va presurosa a visitar a su prima Isabel, ella responde con rapidez a la necesidad de su prima anciana, sabe que podría estar en problemas por su embarazo. Su viaje debe de haber sido cansado, complicado con muchos peligros y más aún cuando ella misma se encontraba embarazada; pero allí está la Prima Solidaria María. ¿Qué reto para mi propia vida salir al encuentro del necesitado sin importar mis propias circunstancias?

El Magníficat es, sin duda, uno de los pasajes bíblicos más famosos asociados con María. El cántico comienza con la frase en latín "Magnificat anima mea Dominum" ("Proclama mi alma la grandeza del Señor"), de donde proviene su nombre. En la Liturgia de las Horas, el Magníficat es el canto evangélico usado en el rezo de vísperas, la oración de la tarde. El Magníficat es un canto profundamente cristiano, una invitación a amar a nuestros semejantes, aproximarnos a ellos, es también un canto a la justicia, un llamado a respetar a los demás sin importar nacionalidad, raza, lengua, o condición, un canto que muestra la vida de nuestra buena Madre. Cuantos desafíos al tratar de vivir como verdaderos Cristianos Católicos, pero sabemos que la Madre Amorosa la Virgen María está allí para ayudar a nuestra pobre humanidad.

Como dijo el Papa Francisco en su visita a Rumania: “María camina, encuentra y se alegra porque llevó algo más grande que ella misma: fue portadora de una bendición. Como ella, tampoco nosotros tengamos miedo a ser los portadores de la bendición que el mundo necesita. Seamos los promotores de una cultura del encuentro que desmienta la indiferencia y la división y permita a esta tierra cantar con fuerza las misericordias del Señor.”

Que María la Madre buena nos ayude en este caminar para llegar a su Hijo.

Kande Batz se desempeña como Líder Catequético Parroquial y Coordinador del Ministerio Hispano en la Parroquia Our Lady of Hope en Washington, Indiana.