Father Homero Rodriquez
Because I am Catholic!
An interesting survey was made where children between the ages 4 and 6 were asked a simple, yet complicated question: What is love?
Despite their tender age, their answers were incredibly in line with what we find in the Bible, especially the way St. Paul describes love in his letter to the Corinthians. Just look at some of their definitions.
Little Mark said: "Love is when mommy sees daddy on the toilet and she doesn't think it's gross." That’s basically St. Paul saying: “love endures all things.” Little Lauren said: "Love is when you go out to eat and give somebody most of your French fries without making them give you any of theirs." That’s St. Paul saying: “Love does not seek its own interest…”
Little Rebecca said: "When my grandmother got arthritis, she couldn't bend over and paint her toenails anymore. So my grandfather does it for her all the time, even when his own hands got arthritis too."
Yes, that’s St. Paul saying: “Love is patient and kind.”
Now these definitions are very lovely, and I really wish that love was just that: a nice feeling attached to a thoughtful and caring act.
But when we look deeper, love in the biblical context is much more demanding and complex. In the Christian tradition, love always leads to suffering and sacrifice.
To love is to suffer, and this is especially true when we lose someone or when someone we love disappoints us.
Most of us, if not all, have experienced at some point in our relationships with family and friends some sort of disappointment, broken promises, betrayals, etc. People we love have let us down; and yet, we still have to take the risk to love them, because we were created to love and to be loved.
And Jesus is the prime example of that love. Knowing that his love for humanity would lead to his suffering and death, he took the risk to love us anyway. So from a Christian perspective, love will always be in close connection with suffering.
God never promised us that we would not suffer. And I know how painful these words may sound to some of us, especially to those who have lost a loved one or have experienced any other form of pain and anguish.
But God’s greatest response to our suffering is that he suffered with us on the cross, but, most importantly, that he resurrected that suffering into new life.
God as love does not promise that we will not suffer, but God promises that when we do suffer, we are held in love. God does not promise to always fix what is broken, but God promises to be present in the midst of our brokenness. And when we fully embrace this biblical notion of love, we no longer expect God to fix things for us. We no longer pray for the outcome of the story to be changed, but rather we pray that we ourselves may be able to show God’s love in the midst of the grief and suffering of the world.
El Amor Conlleva Sufrimiento
Padre Homero Rodriguez
Porque soy Catolico
Hubo una entrevista interesante y chistosa en la que se le preguntó a unos niños de 4 a 6 años algo muy simple, pero a la vez complicado: ¿Qué es el amor?
A pesar de su tierna edad, sus respuestas concordaban con lo que enseña la biblia, especialmente la manera en que san Pablo describe el amor en su carta a los corintios.
Leamos algunas de sus respuestas.
El pequeño Marquitos dijo: “Amor es cuando mi mami mira a mi papi sentado en el baño y no le da asquito.” San Pablo llamaría a eso “el amor todo lo soporta.” La pequeña Lauren respondió: “Amor es cuando sales a comer y compartes con alguien tus papitas sin esperar que ellos te den de las suyas.”
San Pablo definiría eso como “el amor no busca su propio interés.”
La pequeña Rebeca contestó: “Cuando a mi Abuelita le dio artritis, ya no podía agacharse para pintarse las uñas de los pies; así que mi abuelito se las pinta ahora, aunque él también padece de artritis.” San Pablo diría ahí “el amor es paciente y generoso.”
Estas definiciones son hermosas, y cómo desearía que el amor fuera solo eso: un sentimiento bonito unido a un buen acto de caridad. Pero cuando nos adentramos al contexto bíblico de lo que es el amor, nos damos cuenta de que la cosa es más complicada y exigente. En nuestra tradición cristiana, el amor siempre nos lleva al dolor y al sacrificio.
Amar es sufrir, y esto es especialmente verdad cuando perdemos a un ser querido o cuando alguien nos decepciona. Casi todos nosotros hemos experimentado en algún momento de nuestras relaciones humanas con familia y amigos algún tipo de decepción, promesas incumplidas, traiciones, etc. Gente que amamos nos ha decepcionado, y aun así debemos tomar el riesgo de seguir amándolas, porque fuimos creados para amar y para ser amados.
Y Jesús es el ejemplo primordial del amor. Aun sabiendo que su amor por la humanidad lo llevarían al dolor y la muerte, se arriesgó a amarnos de todas formas. Así que, desde una perspectiva cristiana, el amor siempre estará en conexión con el sufrimiento.
Dios nunca nos prometió que no sufriríamos. Y yo sé lo doloroso que deben sonar estas palabras para algunos, sobre todo para los que han perdido a un ser querido o han sufrido algún otro tipo de angustia.
Sin embargo, la respuesta más grandiosa de Dios a nuestro sufrimiento es que Él ha sufrido con nosotros en la cruz, y más importante aún, es que Él transformó ese sufrimiento en nueva vida.
Dios en su amor no promete que nunca sufriremos, lo que sí promete es que cuando sufrimos, Él nos abraza con amor. Dios no promete arreglar siempre lo que está roto, pero sí promete estar presente en medio de nuestro dolor.
Y cuando aceptamos fielmente esta noción bíblica del amor, ya no esperamos que Dios arregle todo por nosotros. Ya no oramos para que Dios cambie el resultado de la historia, sino más bien oramos para que nosotros mismos seamos los que mostremos el amor de Dios a un mundo que vive en angustia y dolor.