Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,
“Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros …” (Juan 1:14)
Cada año celebramos el misterio de Dios hecho hombre, la asombrosa unión de la divinidad y la humanidad. Además, se nos recuerda que este evento no es meramente un evento histórico de un pasado lejano. Más bien, las bendiciones de la primera Navidad de hace unos 2.000 años están tan presentes para nosotros hoy como lo estuvieron para María y José en el establo de Belén. Cristo se han unido para siempre a la naturaleza humana y, a su vez, la ha hecho santa. Por el bautismo, somos santificados como miembros de Su Cuerpo Místico, y llevamos dentro de nosotros la gracia que fue derramada sobre la naturaleza humana en la Encarnación.
Esta temporada nos ofrece mucha esperanza. Así como Dios se hizo hombre en la Encarnación, así nosotros tenemos la potencialidad de elevarnos a las alturas de la santidad por la gracia de Jesucristo, Dios-hecho-Hombre, especialmente a través de la Eucaristía y los demás sacramentos. De manera privilegiada, al comenzar este Año Jubilar como Peregrinos de la Esperanza, se nos ofrecen muchas oportunidades para profundizar nuestra relación con Cristo y sentir y compartir la esperanza renovada de Su amor misericordioso. Como nos ha recordado el Papa Francisco, “¡No tengas miedo! ¡Abre de par en par las puertas a Cristo!’ En el infante Jesús, Dios nos invita a ser mensajeros de esperanza.”
Que la temporada de Navidad y todo el Año Santo 2025 sean un tiempo de renovación espiritual para usted, su familia y su parroquia. Recordemos siempre que lo ocurrido en un establo frío y húmedo de Belén sigue siendo un evento milagroso que se manifiesta en nuestras vidas y en nuestro mundo, incluso hasta el día de hoy.
Por la intercesión de María, la Madre de Dios, que Cristo, Emmanuel, llene sus corazones con Su amor, paz, esperanza y alegría en este tiempo santo. Tengan la seguridad de que serán recordados en mis Misas de Navidad.
En nombre del Obispo Gettelfinger y de todo el Personal Diocesano, les deseo a ustedes y a sus seres queridos una bendecida Navidad y Año Nuevo.
Sinceramente suyo en Cristo,
Reverendísimo Joseph M. Siegel, DD, STL