Navigating a Contentious Campaign Season
Bishop Joseph M. Siegel
The Bishop’s Corner
Editor’s note: The Spanish translation of The Bishop’s Corner appears below.
Now with Labor Day past, election season is on full throttle as campaigning intensifies, political invective grows on television and social media, and robo calls from political parties invade our dinner hours. The increasing divisiveness we see across the political spectrum is certainly disturbing. However, as we look at our national political history, we can see that name-calling and mudslinging are not new to our electoral process, but simply have become more high tech.
Of course, this year’s elections are complicated by the COVID-19 pandemic and the many ways it has been politicized. We are also witnessing ongoing protests for racial justice, which are too often marred by rioting and violence in many of our cities. It is shaping up to be a campaign season such as has not been seen since 1968.
What is the Church’s role in the electoral process? As you might imagine, people have various opinions and suggestions. I receive letters and emails demanding that the Church endorse or condemn a given party or candidate and, of course, others that insist that I must do the opposite.
Over the years, the bishops in the United States have tried to maintain a position of neutrality in elections. Many claim we do this only out of fear that the IRS would revoke our tax-exempt status. That is certainly a practical concern, knowing the impact a change in our status could have on our parishes, schools and other Church institutions. However, I think there is a deeper wisdom involved.
Through the centuries, the Church has learned the danger of aligning herself with a certain leader, regime or political affiliation; for when the regime or group goes rogue or becomes corrupt, then the Church is identified with that corruption. Often, the Church has faced rejection or even persecution when that regime is removed.
Neutrality allows the Church to stand above partisan politics and leaders, who come and go with great frequency, while the Church and her mission endures until the end of time. The Church must have a voice in the public square, and she must be free to affirm and challenge those of every political persuasion based on Gospel values and her moral and ethical teachings. She advocates for principles and issues rooted in these teachings (e.g. respect for life, care for the poor, etc.) rather than for specific candidates and parties.
It is the sphere of the Church and her clergy to teach the fullness of the Gospel, in season and out of season, whether popular with the current political views or not. However, it is not the clergy’s role to make, implement or interpret civil laws. It is for the lay faithful to inculcate and internalize the teachings of their faith, and then apply them in their lives and help those values to transform society through family, business, community, voting and yes, even running for and serving in political office.
Voting is certainly an important right and responsibility of every Catholic citizen. We need to have a good understanding of the issues and well-formed consciences so that we can vote to promote common good of all our citizens. To assist with this, the United States Conference of Catholic Bishops issues a guide every four years to help Catholics make informed choices. The document is called “Forming Consciences for Faithful Citizenship” and can be found on the homepages of The Message (www.evdiomessage.org) and diocesan (www.evdio.org) websites.
This guide has been updated this year with a cover letter that looks at current issues as well as the teachings of Pope Francis. I would encourage you to carefully read this document. It serves as a guide to how I approach the electoral process in our diocese. Further, the Indiana Catholic Conference (ICC) offers a practical guide for parishes on how to engage parishioners in the election cycle while avoiding activity and comments that could be construed as partisan.
As we engage in the electoral process, messy and imperfect as it can be, let us pray to the Holy Spirit for guidance and direction. Through the intercession of Our Immaculate Mother Mary, patroness of our country, may we have the wisdom, prudence and courage to learn about the issues, about the candidates and then to vote in a way that will help our country fulfill the promise of our founders, to be “one nation, under God, indivisible, with liberty and justice for all.”
Navegando en una temporada de campaña electoral polémica
Obispo Joseph M. Siegel
El Rincón del Obispo
Ahora que ha pasado el Día del Trabajador, la temporada de elección está en su máxima potencia a medida que la campana electoral se intensifica, las invectivas políticas aumentan en la televisión y los medios sociales, y las llamadas automáticas de los partidos políticos nos invaden a la hora de la cena. La creciente división que vemos a través del espectro político es ciertamente preocupante. Sin embargo, al mirar nuestra historia política nacional, podemos ver que los insultos y la difamación no son nuevos en nuestro proceso electoral, sino simplemente son más altamente tecnológicos.
Por supuesto que las elecciones de este año se complican con la pandemia de COVID-19 y las muchas formas en las que ha sido politizada. También estamos siendo testigos de continuas protestas por la justicia social, que son muy frecuentemente estropeados por disturbios y violencia en muchas de nuestras ciudades. Esta se perfila como una campaña electoral que no ha sido vista desde 1968.
¿Cuál es el papel de la Iglesia en el proceso electoral? Cómo debe imaginar, la gente tiene varias opiniones y sugerencias. Yo he recibido carta y mensajes electrónicos demandando que la Iglesia respalde o condene a un partido o candidato especifico y, por supuesto, otros que insisten en que yo haga lo opuesto.
A través de los años, los obispos en los Estados Unidos han tratado de mantener una posición de neutralidad en las elecciones. Muchos afirman que hacemos esto solo por miedo de que el IRS revoque nuestro estado de exención de impuestos. Esta es ciertamente una preocupación práctica, sabiendo el impacto que un cambio en nuestra condición fiscal tendría en nuestras parroquias, escuelas y otras instituciones de la Iglesia. Sin embargo, yo pienso que esto merita un juicio más profundo.
A través de los siglos, la Iglesia ha aprendido del peligro de alinearse con cierto líder, régimen o afiliación política; ya que cuando el régimen o grupo pierde el control o se convierte en corrupto, entonces la Iglesia es identificada con esta corrupción. A menudo, la Iglesia ha enfrentado rechazo y hasta persecución cuando este régimen acaba.
La neutralidad le permite a la Iglesia situarse por encima de políticas partidarias y líderes, que van y vienen con gran frecuencia, mientras que la Iglesia y su misión sobrevive hasta el fin de los tiempos. La Iglesia debe tener una voz en la plaza pública, y ella debe ser libre para afirmar y desafiar a aquellos de cada persuasión política basada en los valores del Evangelio y su enseñanza moral y ética. Ella aboga por principios y cuestiones enraizadas en estas enseñanzas (por ejemplo, con respecto a la vida, el cuidado de los pobres, etc.) y no por candidatos y partidos específicos.
Es la esfera de la Iglesia y su clero en la que se enseña la plenitud del Evangelio, en la temporada y fuera de la temporada, aunque sea o no popular con la opinión política vigente. Sin embargo, no es el papel del clero hacer, implementar o interpretar leyes civiles. Es para los fieles laicos el inculcar e internalizar las enseñanzas de su fe, y entonces aplicarlas en sus vidas y ayudar a que aquellos valores transformen la sociedad a través de la familia, los negocios, la comunidad, el voto y sí, incluso ser candidato y servir un cargo político.
El voto es ciertamente un derecho y una responsabilidad importante de cada ciudadano católico. Necesitamos tener un buen entendimiento de las cuestiones y conciencias bien-formadas para poder votar para promover el bien común de todos nuestros ciudadanos. Para asistir con esto, la Conferencia de los Obispos de los Estados Unidos de América, publica una guía cada cuatro años para ayudar a los católicos a tomar decisiones informadas. El documento se titula “Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles” y puede ser encontrado en las páginas web de The Message (www.evdiomessage.org) y los sitios web diocesanos (www.evdio.org).
Esta guía ha sido actualizada este año con una carta introductoria que examina temas de actualidad y también las enseñanzas del Papa Francisco. Yo le alentaría a leer este documento cuidadosamente. Sirve como guía de la manera en la que yo abordo el proceso electoral en nuestra diócesis. Además, la Conferencia Católica de Indiana (CCI) ofrece una guía practica para parroquias sobre cómo involucrar a los feligreses en el ciclo de la elección evitando las actividades y los comentarios que pueden ser interpretados como partidistas.
Mientras nos comprometemos con el proceso electoral, desordenado e imperfecto como puede ser, oremos al Espíritu Santo por su guía y dirección. A través de la intercesión de Nuestra Madre Inmaculada María, patrona de nuestro país, que nosotros tengamos la sabiduría, prudencia y coraje para aprender sobre estas cuestiones, sobre los candidatos y entonces votar de una forma que ayude a nuestro país a cumplir la promesa de nuestros fundadores, ser “una nación, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos.”