The universal Assembly of God’s people – La Asamblea universal del pueblo de Dios

By Bertha Melendres

Because I am Catholic!

Editor’s note: The Spanish version of this column appears below the English.

A few years ago, my family and I found ourselves traveling with my son’s soccer team for a weekend soccer tournament in San Diego, California. The team did so well that they played in the championship game, which ended late on Sunday afternoon. Being a good Catholic family, we knew we had to attend Mass. We found a Mass in Vietnamese just a few miles away. We rushed to it in our not-so-nice outfits, and we made it as the priest was starting to walk in. The ushers took us to the only available pew, right in the front.

This ended up being an unforgettable experience. For the first time, we were attending a Mass in a language other than our two normal languages – English or Spanish. Interestingly even the kids knew how to follow along, and they knew what part of the Liturgy we were on. Even though we could not understand what was being said, or the homily, we were able to pray and respond in our language. We had the missals to figure out what the readings were and what the priest must have been talking about in his homily. We felt welcomed – like they knew we were Catholic, too, and we wanted to take part of the celebration with them. We loved the liturgical music that was so lively in this community. We only wished we could have been able to sing with everyone.

This experience made me realize what it means to be a Catholic Church – the universal Assembly of God’s people. How truly fortunate we are to have a universal community of believers that celebrates the liturgy in a consistent way everywhere around the world. We enjoy a Church liturgy that surpasses languages and borders. It reminded me of when I first came to California as a little girl, as a Mexican migrant, of how church felt like home for me because, even though everything else around me was different, the Mass felt the same; it was familiar and safe for me.

The Catechism of the Catholic Church gives us a beautiful explanation: “The Church is the people that God gathers in the whole world. She exists in local communities and is made real as a liturgical, above all a Eucharistic, assembly. She draws her life from the word and the Body of Christ and so herself becomes Christ’s Body” (CCC # 752). It is almost impossible to imagine we have that through the wisdom of our Mother the church and by the will of God. All her children are fed the same food, the body of Christ in the Eucharist, and taught with the same word of God all around the world – every single day.

A friend of mine helped me realize that, maybe, not a lot of people have experienced the amazing power of our Catholic Mass. He encouraged me to write about this experience because he had been touched by it himself. Therefore, if you have never experienced the beauty of our Liturgy in another language, I invite you to attend any of our Masses in Spanish, which are offered in six different parishes across our diocese. Our beautiful liturgy brings us together as one, in communion with our God – no matter the language or location – to give thanks to God for his immense love and to anticipate what is to come; as one day, we will be gathered around the table of our Lord in his kingdom.

Here is the schedule of Masses in Spanish across the Diocese if Evansville:

  • Francis of Assisi Parish, at St. Joseph Church in Dale – 11 a.m. Central Time Sunday
  • Holy Rosary Parish in Evansville – 12:30 p.m. CT Sunday and 6 p.m. CT Wednesday
  • Basilica of St. Francis Xavier (the old cathedral) in Vincennes – 8 a.m. Eastern Time Sunday
  • Mary Parish in Huntingburg 12 p.m. ET Sunday
  • Joseph Parish in Jasper – 10:30 a.m. ET Sunday
  • Our Lady of Hope Parish in Washington 11:15 a.m. ET Sunday and 7 p.m. ET Tuesday

 

La Asamblea universal del pueblo de Dios

Por Bertha Melendres

¡PORQUE SOY CATÓLICA!

Hace unos años, mi familia y yo nos encontramos viajando con el equipo de fútbol de mi hijo para un torneo de fútbol de fin de semana en San Diego, California. El equipo lo hizo tan bien que jugaron en el juego de campeonato, que terminó el domingo por la tarde. Siendo una buena familia católica, sabíamos que teníamos que asistir a misa. Encontramos una misa en vietnamita a pocos kilómetros de distancia. Corrimos a misa con nuestros atuendos no tan agradables, y  logramos llegar cuando el sacerdote comenzaba a entrar. Los ujieres nos llevaron al único lugar  disponible, justo en la primera banca.

Esto terminó siendo una experiencia inolvidable. Por primera vez, asistíamos a una misa en un idioma distinto de nuestros dos idiomas normales: inglés o español. Curiosamente, incluso los niños sabían cómo seguir, y sabían en qué parte de la liturgia estábamos. Aunque no podíamos entender lo que se decía, o la homilía, pudimos orar y responder en nuestro idioma. Teníamos los misales para averiguar cuáles eran las lecturas y de qué debía haber estado hablando el sacerdote en su homilía. Nos sentimos bienvenidos, como si supieran que nosotros también éramos católicos, y queríamos participar en la celebración con ellos. Nos encantó la música litúrgica que era tan animada en esta comunidad. Ojalá hubiéramos podido cantar con todos ellos.

Esta experiencia me hizo darme cuenta de lo que significa ser una Iglesia Católica: la Asamblea universal del pueblo de Dios. Cuán verdaderamente afortunados somos de tener una comunidad universal de creyentes que celebra la liturgia de manera consistente en todo el mundo. Disfrutamos de una liturgia de la Iglesia que supera los idiomas y las fronteras. Me hiso recordar cuando llegué por primera vez a California cuando era niña, como migrante mexicana, de cómo la iglesia se sentía como casa para mí porque, aunque todo lo demás a mi alrededor era diferente, la Misa se sentía igual; Era familiar y  me sentía segura.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos da una hermosa explicación: "La Iglesia es el pueblo que Dios reúne en el mundo entero. La Iglesia de Dios existe en las comunidades locales y se realiza como asamblea litúrgica, sobre todo eucarística. La Iglesia vive de la palabra y del Cuerpo de Cristo y de esta manera viene a ser ella misma Cuerpo de Cristo" (CIC # 752). Es casi imposible imaginar que a través de la sabiduría de nuestra Madre la iglesia y por la voluntad de Dios, todos sus hijos son alimentados con el mismo alimento, el cuerpo de Cristo en la Eucaristía, e instruidos con la misma palabra de Dios en todo el mundo - todos los días.

Un amigo mío me ayudó a darme cuenta de que, tal vez, no mucha gente ha experimentado el asombroso poder de nuestra misa católica y me animó a escribir sobre esta experiencia porque él mismo había sido tocado por ella. Por lo tanto, si nunca has experimentado la belleza de nuestra liturgia en otro idioma, te invito a asistir a cualquiera de nuestras Misas en Ingles, que se ofrecen en  todas las parroquias de nuestra diócesis. Nuestra hermosa liturgia nos reúne como uno, en comunión con nuestro Dios, sin importar el idioma o en que lugar, para dar gracias a Dios por su inmenso amor y anticipar lo que está por venir; ya que un día, estaremos reunidos alrededor de la mesa de nuestro Señor en su reino.