BECAUSE I AM CATHOLIC!
By FATHER HOMERO RODRIGUEZ
Editor’s note: The Spanish translation appears below the English.
Every year, more and more evidence shows that diversity is what makes us stronger as a society.
Just recently, in a major study, experts analyzed different corporations, schools, profit and non-profit organizations, and even sports; and they found that those who have embraced diversity as part of their mission and common goal have performed significantly better, seen greater financial results and developed a stronger sense of belonging.
Diversity is a good thing; and when we look at it from a biblical perspective, it makes sense why Jesus would fix his eyes on the 12 apostles.
The apostle Matthew the tax collector, for instance, believed and accepted the political democracy of the Romans. That’s why he worked for the Romans in the collection of taxes; and he was a Jew! But his political affiliation did not stop Jesus from calling him to be part of his circle of friends.
The apostle Simon the Zealot, on the other hand, hated the political system of the Romans, to the point that he was part of a movement (the Zealots, thus his nickname) that wanted to overthrow the Roman government by any means necessary.
And yet, Jesus called him to be one of the leaders of his Church.
Matthew and Simon had to work together for the Kingdom of God even as they disagreed on political issues. They both left behind their own agendas and opened their minds and hearts to a greater reality, a greater truth – the truth that all peoples, all nations belong in the kingdom of God and in his Church.
Later on, the apostles Peter and Paul had their own disagreements when it came to defining doctrine and welcoming strangers into the Church.
Paul was a wise and educated man, while Peter was a brash and stubborn fisherman. But, for the sake of God’s Church, they learned to disagree with one another peacefully and were willing to embrace each other’s differences.
The point is that diversity, in every sense of the word, was not something easy for the disciples; they struggled with it for a while. But as they opened their hearts and allowed the Holy Spirit to work through them, they soon discovered that it was precisely the diversity among them that allowed the Church to grow in love, understanding, and faith.
The disciples came to understand, through their differences, the reason why Jesus had called them to continue his mission.
From the very beginning, the Church was intended to be a sanctuary for all peoples and all nations.
When Jesus completed his mission here on earth, he said to the apostles, “Go out to all the world and make disciples of all nations” (Mk 16:15).
Now the challenge for us, the baptized, is to constantly ask ourselves the question: “What can I do to make others feel welcomed and accepted in our community of faith and in the Church as a whole?”
El valor de la diversidad
PORQUE SOY CATOLICO!
PADRE HOMERO RODRIGUEZ
Cada año más y más evidencia muestra que la diversidad es lo que nos hace más fuertes como sociedad. Recientemente, en un importante estudio, los expertos analizaron diferentes corporaciones, escuelas, organizaciones con y sin fines de lucro, e incluso deportes, y encontraron que aquellos que han adoptado la diversidad como parte de su misión y objetivo común, se han desempeñado significativamente mejor, han visto mayores resultados financieros y han desarrollado un sentido de pertenencia más fuerte.
La diversidad es algo bueno; y cuando lo vemos desde una perspectiva bíblica, tiene sentido por qué Jesús fijo sus ojos en los doce apóstoles.
El apóstol Mateo, el recaudador de impuestos, por ejemplo, creía y aceptaba la democracia política de los romanos. Por eso trabajó para los romanos en la recaudación de impuestos; ¡y era judío! Pero su afiliación política no impidió que Jesús lo llamara a ser parte de su círculo de amigos.
El apóstol Simón el Zelote, por otro lado, odiaba el sistema político de los romanos, hasta el punto de que formaba parte de un movimiento (los zelotes, de ahí su "apodo") que quería derrocar al gobierno romano por cualquier medio necesario. Y, sin embargo, Jesús lo llamó a ser uno de los líderes de su Iglesia. Mateo y Simón tuvieron que trabajar juntos por el Reino de Dios, incluso cuando no estaban de acuerdo en cuestiones políticas. Ambos dejaron atrás su propia agenda y abrieron sus mentes y corazones a una realidad mayor, una verdad mayor:
La verdad de que todos los pueblos, todas las naciones pertenecen al reino de Dios y a su Iglesia. Más tarde, los apóstoles Pedro y Pablo también tuvieron sus propios desacuerdos cuando se trataba de definir la doctrina y dar la bienvenida a los "extraños" a la Iglesia. Pablo era un hombre sabio y educado, mientras que Pedro era un pescador descarado y obstinado. Pero por el bien de la Iglesia de Dios, aprendieron a estar en desacuerdo entre sí pacíficamente y estaban dispuestos a aceptar las diferencias de los demás.
El punto es que la diversidad, en todo el sentido de la palabra, no era algo fácil para los discípulos; lucharon con eso por un tiempo. Pero a medida que abrieron sus corazones y permitieron que el Espíritu Santo obrara a través de ellos, pronto descubrieron que fue precisamente la diversidad entre ellos lo que permitió que la Iglesia creciera en amor, comprensión y fe. Los discípulos llegaron a comprender, a través de sus diferencias, la razón por la cual Jesús los había llamado a continuar su misión. Desde el principio, la Iglesia estaba destinada a ser un santuario para todos los pueblos y todas las naciones.
Cuando Jesús completó su misión aquí en la tierra, dijo a los apóstoles: «Salgan a todo el mundo y hagan discípulos de todas las naciones». Mc 16, 15 Ahora bien, el desafío para nosotros, los bautizados, es hacernos constantemente la pregunta: «¿Qué puedo hacer para que los demás se sientan acogidos y aceptados en nuestra comunidad de fe y en la Iglesia?»