Pilgrimage: A journey of faith – Peregrinación: Un viaje de fe

Bishop Joseph M. Siegel

The Bishop’s Corner

Editor’s note: The Spanish version of this column appears below.

Pilgrimages have been part of human religious experience almost from the beginning of recorded history. At its most basic, a pilgrimage is a journey to visit a holy place to obtain some spiritual benefit. A person may undertake a pilgrimage to visit the location where some sacred event took place, or to encounter a holy person, or venerate a sacred relic, or to do penance or give thanks for some favor that was granted. Pilgrimages are common in most religions, whether Christianity, Judaism, Islam, Hinduism or Buddhism and can be traced back to ancient civilizations, including the Romans and Greeks.

In the Old Testament, the Jewish Law imposed on the heads of families the obligation to make a pilgrimage to Jerusalem for the great religious festivals, especially Passover. The Gospels record stories of Jesus making such journeys, both as a child and during his public ministry.

From the earliest times of Christianity, persons made pilgrimages to the Holy Land to visit the sites where Jesus’ birth, life, death and resurrection took place. The Middle Ages brought new destinations for pilgrims, including Compostella in Spain, Canterbury in England and of course Rome, to visit the tombs of the apostles Peter and Paul and the other major basilicas.

In our own time, the sites of approved Marian apparitions such as Guadalupe, Lourdes, Fatima and Knock have become the goal of many pilgrims. Closer to home, there are the shrines of St. Ann de Beaupre in Quebec, the North American Martyrs in Auriesville, New York, and more recently the Shrine of Our Lady of Good Hope near Green Bay. Many in our area visit the tomb of St. Theodore Guerin at St. Mary of the Woods near Terre Haute.

Pilgrimages are meant to be “walking retreats” that serve as a physical reminder of the spiritual reality that we are all pilgrims on this earth. Our time here is a journey to heaven, and our ultimate goal, our ultimate destination is to be with God for eternity. Pilgrimages differ from vacations in that their purpose is not rest and relaxation. To the contrary, these holy journeys may be physically demanding and entail a lack of creature comforts. While a pilgrim may encounter many beautiful churches, shrines and natural locales on a pilgrimage, the purpose of the visit is not simply for sightseeing and aesthetics but for more profoundly encountering Christ, Our Blessed Mother or one of the saints at these holy places, as have generations that have gone before us.

Of course, the Church does not require us to make pilgrimages to distant places. After all, God is everywhere and isn’t limited to certain locations. We can experience His mercy and love and answers to our prayers in our homes and churches, especially during the celebration of the Mass or the other sacraments. However, the Church approves and recommends pilgrimages, and in fact she offers special indulgences to those who undertake them. She does this because she recognizes the fact that God has granted and still grants favors at specific places in the form of special graces, miracles and earthly blessings to those who have journeyed there with faith and devotion. Pilgrimages have been and continue to be life changing for many, like myself, who have been able to make such journeys.

In October 2022, I will have the honor of leading a diocesan pilgrimage, “In the Footsteps of St. Paul.” We will visit many of the places where St. Paul preached during his missionary journeys described in the Acts of the Apostles, and which were home to the communities to whom he wrote many of the letters we continue to read at Mass each Sunday. These include Ephesus, Thessalonica, Philippi, Corinth, Crete and Athens. Another destination will be the island of Patmos, where St. John composed the Book of Revelation. At each of these sites, we will learn about its history, reflect on the Scriptures connected to it, and most importantly have time for prayer and in many places celebrate one of our daily Masses. I invite you to join me in this journey of faith. If you are interested in making this pilgrimage, please visit http://www.evdio.org/events.html, or contact Matt Potter, Director of Stewardship (812-424-5536).

 

Obispo Joseph M. Siegel

El Rincón del Obispo

Las peregrinaciones han sido parte de la experiencia religiosa humana casi desde el principio de la historia registrada. Básicamente, una peregrinación es un viaje en el cual se visita un lugar sagrado para obtener algún beneficio spiritual. Una persona puede realizar una peregrinación para visitar el lugar en donde algún evento sagrado ocurrió, o para encontrar a una persona santa, o venerar a una reliquia sagrada, o hacer penitencia o dar gracias por algún favor que le ha sido conferido. Las peregrinaciones son comunes en la mayoría de las religiones, tanto en el cristianismo, el judaísmo, el islamismo, el hinduismo, o el budismo y pueden remontarse a las civilizaciones antiguas, incluyendo la romana y la griega.

En el Antiguo Testamento, la Ley Judía impuso sobre las cabezas de familia la obligación de hacer una peregrinación a Jerusalén para los grandes festivales religiosos, en especial la Pascua Judía. Los Evangelios registran historias de Jesús haciendo dichos viajes, ambos de niño y durante su ministerio público.

Desde los tiempos más tempranos del cristianismo, las personas hacían peregrinaciones a la Tierra Santa para visitar los sitios en donde el nacimiento, la vida, la muerte y la resurrección de Jesús tuvo lugar. La Edad Media trajo nuevos destinos para los peregrinos, incluyendo Compostela en España, Canterbury en Inglaterra, y por supuesto Roma, para visitar las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo y las otras basílicas principales.

En nuestro tiempo, los lugares aprobados de apariciones marianas como Guadalupe, Lourdes, Fátima y Knock se han convertido en la meta de muchos peregrinos. Más cerca de casa, estan los altares de Santa Ana de Beaupré en Quebec, los mártires norteamericanos, Nueva York, y más recientemente el Santuario de Nuestra Señora de la Buena Esperanza cerca de Green Bay. Muchos en nuestra área visitan la tumba de Santa Teodora Guerín en Santa María de los Bosques cerca de Terre Haute.

Las peregrinaciones pretenden ser “retiros de caminata” que sirven como un recordatorio físico de la realidad spiritual de que todos somos peregrinos en esta tierra. Nuestro tiempo aquí es un viaje al cielo, y nuestro último objetivo, nuestro destino final es estar con Dios por la eternidad. Las peregrinaciones difieren de las vacaciones en que su propósito no es descanso y relajación. Por el contrario, estos santos viajes pueden ser físicamente demandantes y acarrear una falta de todas las comodidades. Aunque un peregrino puede encontrar muchas Iglesias hermosas, santuarios y locales naturales en una peregrinación, el propósito de la visita no es simplemente hacer turismo y estética sino tener un encuentro más profundo con Cristo, Nuestra Madre Bendecida o alguno de los santos en estos lugares sagrados, como lo han hecho las generaciones que han ido antes que nosotros.

Por supuesto que la Iglesia no requiere que nosotros hagamos peregrinaciones a lugares distantes. Después de todo, Dios está en todas partes y no está limitado a ciertos lugares. Podemos experimentar Su misericordia y amor y las respuestas a nuestras preguntas en nuestros hogares e iglesias, especialmente durante la celebración de la Misa o los demás sacramentos. Sin embargo, la Iglesia aprueba y recomienda las peregrinaciones y, de hecho, ofrece indulgencias especiales para aquellos que las realizan. Ella hace esto porque reconoce el hecho de que Dios ha concedido y todavía concede favores en lugares específicos en forma de gracias especiales, milagros y bendiciones terrenales a aquellos que han viajado allí con fe y devoción. Las peregrinaciones han sido y continúan siendo eventos transformadores en las vidas de muchos, como para mi mismo, que he podido hacer dichos viajes.

En octubre de 2022, yo tendré el honor de dirigir una peregrinación diocesana, “En las pisadas de San Pablo.” Visitaremos muchos de los lugares en donde San Pablo predicó durante sus viajes misioneros descriptos en los Hechos de los Apóstoles, y que eran hogares para las comunidades a quienes él escribió muchas de las cartas que continuamos leyendo en Misa cada domingo. Estos incluyen Éfeso, Tesalónica, Filipo, Corinto, Creta y Atenas. Otro destino será la isla de Patmos, donde San Juan compuso el Libro de la Revelación. En cada uno de estos sitios, aprenderemos acerca de su historia, reflejando en las Escritura que conectan con este, y lo que es más importante tendremos tiempo para la oración y celebraremos una de nuestras Misas diarias en muchos lugares. Yo los invito a unirse a mí en este viaje de fe. Si usted está interesado en hacer esta peregrinación, por favor visite http://www.evdio.org/events.html, o contacte a Matt Potter, Director de gestión (812-424-5536).